Existen protectores solares con diferentes grados de fotoprotección, para cubrir las necesidades de cada tipo de piel, como cremas especiales para pieles sensibles, protectores libres de aceites para pieles grasas o protección solar infantil.
Para una correcta protección solar, debemos aplicar cremas con un factor de fotoprotección alto antes de exponer nuestra piel al sol, y volver a aplicarla tantas veces como sea necesario mientras estemos tomando el sol. Los protectores solares deben ser de textura ligera, de fácil absorción y resistentes al agua, para asegurar una protección total, además hidratan y cuidan nuestra piel al mismo tiempo que nos bronceamos.
Por supuesto, aunque utilicemos protectores solares durante la exposición solar, también es muy importante volver a hidratar la piel con una crema hidratante after sun, que aliviará las posibles irritaciones causadas por el sol, como quemaduras, enrojecimiento o picazón. De esta forma podremos lucir un bronceado natural y sin peligro para nuestra piel.